Desde la Medicina Tradicional China el otoño lo asociamos con el Reino del Metal. En este reino es donde reside el recuerdo. Así que no es de extrañar que en estos meses uno esté recordando ciertas situaciones vividas.
El recuerdo que tiene el metal es como el color que lo representa: el blanco. Porque en el blanco están todos los colores; es el color que los contiene a todos. El blanco representa la síntesis del movimiento de los colores, el metal representa todas las potencialidades de movimiento del hombre.
El reino del metal es la culminación del yin, pero no del máximo yin. El máximo yin se producirá en el siguiente reino; el agua. En él se alberga la semilla que guarda en su interior todas las potencialidades del ser, ese germen de vida que tiende a la expansión, a crecer y desarrollarse.
En el metal es donde se rescata el recuerdo de todos los reinos, y en base a ese recuerdo y a esa experiencia permite, en esa quietud, el continuar. No se acaba nada.
El órgano que se corresponde con el reino del metal es el pulmón y la entraña asociada es el intestino grueso.
En el movimiento metal hay una intercomunicación activa entre lo celeste y lo terrestre. Para la tradición, el pulmón se encarga de asimilar lo celeste a través de la respiración y el intestino grueso se encarga de la desasimilación de lo terrestre. El metal sería el regulador de los residuos terrestres y de la alimentación celeste.
Para la tradición, el pulmón es “el maestro de la energía”, es el que da vitalidad al organismo, a toda la estructura. Esa vitalidad que nos permite continuar y avanzar.
Además, el pulmón, la respiración, mueve nuestras aguas. En éstas se depositan las energías hereditarias: Yuan Qi, Zong Qi y Jing Qi.
“Respirar es un milagro constante. Respirar adecuadamente es cómo resucitar todos los días.”
Bienvenido otoño 🍂🍂🍂🍂
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